EL COMBATE DE IQUIQUE

(Versión peruana).

Capitán de Navío Hernán Ferrer Fougá (Revista de Marina)

De un boletín de “El Comercio” de esta plaza, publicado al día siguiente del gran combate, tomamos la narracion que trascribimos:

“A las 7 i 15 de la mañana se avistaron dos buques que venian del Norte, a los cuales todos suponian ser enemigos. Uno de ellos avanzó hácia el Oeste del puerto, tomando poco despues rumbo al fondeadero.

En el acto se pusieron en movimiento la Esmeralda, la Covadonga i el trasporte Lamar que sostenian el bloqueo de este puerto.

Como los dos buques que asomaron despedían mucho humo, sospecharon, sin duda, los bloqueadores que eran de los suyos. Sin embargo, para cerciorarse mas, se dirijieron hácia el que veian entrar por el Oeste.

Reconocido que fue el Huáscar, que era el primero que hizo proa a nuestro puerto, la Covadonga se acercó al trasporte Lamar i le dió órden de irse al Sur a toda máquina. El Lamar con toda fuerza tomó el rumbo que se le habia indicado.

Miéntras esto tenia lugar, el Huáscar izando un hermoso pabellon peruano, disparaba el primer cañonazo sobre la Esmeralda, que a su regreso,despues de reconocer nuestros buques, se entró al fondeadero para impedir que el Huáscar, por no dañar a la poblacion, le hiciese fuego.

La Independencia avanzó hacia el Sur con el objeto de impedir que la Covadonga, que tiene mui buen andar, se le escapese. Fue entónces cuando se trabó un combate recio por nuestra parte i desesperado por la del enemigo, que ha demostrado un heroísmo espartano.

Jaqueada la Esmeralda por el Huáscar, que la perseguia en las lijeras evoluciones que ella hacia, entre nuestra rada i el Colorado, único trayecto que pudo recorrer, porque no tenia escape, ni al Norte ni al Sur, el monitor le hacia fuego por elevacion, a fin de lograr que la corbeta se rindiese. Que desde el principio fue ese el objeto del valiente comandante señor Miguel Grau, lo prueban las bombas i balas rasas que reventaron en el cerro de Huantaca, i en el que está frente a la casa del señor Williamson.

La Esmeralda sostenia el fuego con un teson admirable, haciendo certeras punterías a flor de agua i por elevacion; pero el Huáscar le respondia de tarde en tarde a fin de no dañarla. En uno de los movimientos de la corbeta chilena, se puso frente i mui cerca de la estacion del ferrocarril.
Entónces el señor general Buendia que, para todo caso hizo colocar la artillería de campaña por ese punto, ordenó que rompiese ésta el fuego sobre el buque chileno, i que igual cosa hiciesen los soldados. En efecto, las cuatro piezas de a 9 empezaron a hacer un fuego pronto i certero, al cual contestó la corbeta con una andanada i con tiros de fusilería tan sostenidos, que parecian los de dos ejércitos numerosos que se baten encarnizadamente.

Despues de sesenta cañonazos de tierra, mas o ménos, se consiguió desalojar a la Esmeralda, que buscaba, siempre haciendo fuego, la salvaguardia de la poblacion para no perderse.

Miéntras tanto, la Covadonga huia i huia a toda máquina hácia el Sur, recibiendo los constantes tiros que la Independencia le hacia i correspondiéndolos con denuedo i buen éxito.
Hubo un momento en que se creyó perdida la Covadonga. Entónces hizo rumbo al interior de la caleta de Molle, siempre combatiendo.

Mal manejada la Independencia, no conocedor, sin duda, su comandante de esa bahia i sus malos bajos, i, por otra parte, deseando tomar el buque sin causarle grave daño, emprendió su persecucion.

Pero sucedió que, en vez de tomar rectamente al Sur para ganarle la vanguardia a la Covadonga, que, dentro de Molle, tenia que describir una semi-circunferencia para verse fuera de la ensenada, el blindado peruano tomó la retaguardia i emprendió la persecución del buque enemigo, el cual, mui pegado a la costa, daba todo su andar a la máquina para lograr la fuga.
Tanto se acercó a la playa, que la guarnicion que está en Molle le hizo fuego de fusilería, al que la Covadonga contestó inmediatamente.
El combate entre el Huáscar i la Esmeralda habia tomado mas calor, haciéndose ya insostenible por parte del buque chileno, cuyas averías principiaban a ser de consideracion.

Fué entónces cuando el comandante Grau vió llegado el momento supremo. Fuera de tiro de cañon la Covadonga, que huia sin que pudiera darle caza la Independencia, i viendo que se prolongaba el combate, decidió ponerle fin con un acto de heroismo.

Cuando la Esmeralda estaba frente al Colorado, al Norte de este puerto, le arremetió el Huáscar con su espolon. Descargándole ántes dos cañonazos que inutilizaron algunas piezas del enemigo. La corbeta principió a hacer agua. Al habla ambos buques, el comandante Grau intimó rendicion a la Esmeralda; pero el jefe de la corbeta chilena se negó a arriar su bandera.

Viendo el señor Grau que era inútil toda consideracion, arremetió por segunda vez con su buques a la Esmeralda, que entónces, como anteriormente, no habia cesado de descargar sus cañones. En este segundo choque se desconectó el eje de la maquinaria de la corbeta chilena i una bala del monitor le mató treinta i seis hombres.

Era preciso que se diese fin a un drama tan sangriento i que no reconoce ejemplo en la historia del mundo.

Asi fue.

A una evolución de la Esmeralda, en que presentó hácia el Suroeste su costado de estribor, le acometió por tercera vez el Huáscar con su ariete, descargándole dos cañonazos. Uno de éstos le llevó por completo la proa, por la cual principió a hundirse.

Fue en este tercer choque cuando el comandante Prat de la Esmeralda, saltó, revólver en mano, sobre la cubierta del Huáscar gritando: ¡Al abordaje, muchachos! Lo siguieron un oficial, Serrano, que llegó hasta el castillo, en donde murió, un sargento de artilleria i un soldado. Todos
estos quedaron en la cubierta muertos. Prat llegó hasta el torreon del comandante, junto al cual estaba el teniente S. Velarde, sobre el que hizo tres tiros, que le causaron la muerte.

Entónces un marinero acertó a Prat un tiro de Comblain en la frente, destapándole completamente el cráneo, cuyos sesos quedaron desparramados sobre cubierta.
Mientras esas sangrientas escenas tenian lugar sobre la cubierta del Huáscar, la Esmeralda desaparecia. En efecto, se inclinó hacia estribor, que fue por donde el ariete la cortó, i algunos segundos despues se hundió siempre de proa. El pabellon chileno fue lo último que halló tumba en el mar.

La Esmeralda era una especie de almacen o depósito de la escuadra chilena en que se encontraba víveres, armamento, municiones i otros recursos de todo jénero. No es, pues, estraño que despues de haberse hundido, se haya visto a flote cajones de distintas clases i tamaños.

Al hundirse la Esmeralda un cañon de popa, por el lado de estribor, hizo el último disparo, dando la tripulacion vivas a Chile.

El combate concluyó a las 11,45 A.M.
Despues de la catástrofe, que apagó los gritos de entusiasmo con que desde el principio eran saludados los tiros del Huáscar por el pueblo i el ejército, siguió el estupor i el silencio en todos.

La impresión que en los habitantes de Iquique produjo el hundimiento del buque enemigo pudo mas que la alegría, i la apagó.

¡Tremendos misterios del corazon humano!

* * *

Miéntras que al Norte de Iquique el triunfo ponia fin a un espantoso drama, al Sur tenia lugar otro inesperado.

Forzando su máquina la Independencia, pudo dar caza a la Covadonga, que iba completamente destrozada. Se puso al alcance de ella frente a Punta Grande, que dista como nueve millas i algo mas de este puerto. A pesar de su mal estado, la Covadonga hacia fuego de cañon i de rifle. Entónces el comandante Moore resolvió pasarla por ojo, e hizo que su buque orzara para verificar la operación. Desgraciadamente cuando esta maniobra tenia lugar, el blindado chocó por el costado de babor en una roca, abriéndolo e inclinándolo de ese lado. En el acto se esparció el desaliento i la confusion. Se echaron botes para salvar la jente, i la que no tuvo embarcaciones, se arrojó a nado para ganar la playa”.

Modesto Molina.

Para el juicio de hoy i para el de la historia.
La version de sus marinos: Parte del comandante Grau.

“Ocupaban entónces los mencionados buques posiciones a un cable o cable i medio de la playa, frente al lado Norte de la poblacion, en órden de combate, la Covadonga por la popa del otro, i ambos, con proa al Norte, de manera que estaban interpuestos entre nosotros i la poblacion:
eran las 8.20 A.M. del 21.

Trabóse el combate desde este momento entre el Huáscar i los dos buques enemigos, i treinta minutos despues se unió i rompió sus fuegos la Independencia; pero nuestros tiros no podian ser bien dirijidos por encontrarnos en la boca del puerto bajo la accion de la mar, a la par que las punterías de los buques enemigos tenian en general buena direccion y elevacion.

La Covadonga, despues de la primera hora, salió del puerto mui pegada a la isla que cierra la parte occidental, i emprendió su retirada por la costa del Sur, barajándola, mui próxima a la playa, en vista de lo cual ordené a la Independencia perseguirla, quedándome por consiguiente batiendo con el Huáscar a la Esmeralda.

Mientras la Independencia seguia su camino i notando la inseguridad de nuestros tiros, por la causa que he dicho ántes, me decidí a atacar a la Esmeralda con el espolon; pero informado por el capitán de corbeta i del puerto don Salomé Porras i por el práctico del mismo don Guillermo Checkley, quienes se encontraban a bordo desde el principio del combate, de que dicho buque estaba defendido por una línea de torpedos en su adelante, intenté dirijirme sobre él pasando próximo a tierra por el lado del Sur para desalojarlo de la zona en que maniobraba defendido. Mas observando a la vez que se dirijia hácia el Norte saliendo de esa zona, cambié de propósito i goberné directamente sobre el centro de su casco, con un andar de ocho millas próximamente. A medio cumplido de distancia detuve la máquina i la Esmeralda, guiñando para evadir el golpe al costado, lo recibió por la aleta de babor en dirección mui oblícua; el espolon resbaló; su efecto fue de poca consideracion i quedaron abordados ámbos buques hasta que el Huáscar empezó su movimiento para atras.

Embestí nuevamente con igual velocidad, i la Esmeralda presentó su proa, evadiendo de ésta manera nuevamente los efectos del choque; sin embargo, éstos dos golpes la dejaron bastante maltratada.

En ambas ocasiones, a la aproximacion de los buques i durante el tiempo que permanecieron mui cerca, recibíamos el nutrido fuego de las ametralladoras que tenian establecidas en sus cofas, el de fusileria i muchas bombas de mano, a la vez que descargas completas de la artillería de sus costados.

El blindaje protejió bien a nuestra jente de los efectos de tan certeros fuegos, muchos de los cuales chocaron en nuestra torre i otros rompian algunas parte de madera o de fierro mui delgado, i permitia sostener igualmente nuestro fuego de cañon i de fusileria. Finalmente emprendí la tercera embestida con una velocidad de 10 millas i logré tomarla por el centro. A este golpe se encabuzó i desapareció completamente la Esmeralda, sumerjiéndose i dejando a flote pedazos de su casco i algunos de sus tripulantes. Eran las 12,10 P.M. El comandante de ese buque nos abordó, a la vez que uno de sus oficiales i algunos de sus tripulantes por el castillo, i en la defensa de este abordaje perecieron víctima de su temerario arrojo. Inmediatamente mandé todas las embarcaciones del buque a salvar a los náufragos i logré que fuesen recojidos 62, los únicos que habian sobrevivido a tan obstinada resistencia.

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