PRAT Y LA MARINA DE CHILE
Participación, Compromiso e Integridad
(Revista de Marina, agosto 2004, Miguel Ángel Vergara Villalobos, Almirante; Discurso del Sr. Comandante en Jefe de la Armada, durante la Conmemoración del 125º Aniversario del Combate Naval de Iquique y Día de las Glorias Navales. Valparaíso, 21 de Mayo de 2004 )
En este día, a lo largo y ancho de nuestra Patria, chilenos de todas las edades, condiciones sociales y ocupaciones nos reunimos con emoción para recordar los Combates Navales de Iquique y Punta Gruesa, en los que Prat y Condell, junto a sus leales y aguerridas dotaciones, abrieron el camino para que Chile lograra el dominio del mar, que sería decisivo en el triunfo alcanzado en la Guerra del Pacífico, hace ya 125 años.
En esta ocasión, quiero centrar mis palabras en la figura mítica de aquella gesta, el Comandante Arturo Prat Chacón. Como muchas veces, nos volvemos a preguntar: ¿cuál es la fuerza que nos convoca a más de un siglo de su muerte? Creemos que la respuesta está en que más allá de su heroísmo, percibimos en el Comandante Prat una vida ejemplar en el más amplio sentido de la palabra.
Un modelo que sigue vigente y que cualquiera de nosotros desearía poder imitar, sino en su heroísmo al menos en su pasión por Chile.
En efecto, la muerte del Comandante Prat en Iquique, no fue un relámpago en la oscuridad. No fue un espasmo de valor puntual, aislado, circunstancial, sino que fue el epílogo de una forma de vida.
Una vida intensamente activa y comprometida con el Chile de su época. Una vida íntegra, basada en sólidos principios morales, con los que siempre fue consecuente.
Entorno socio-político.
Para aquilatar en mejor forma las inquietudes intelectuales, sociales y militares de Prat, es bueno recordar el entorno político en que se desarrolló su vida como Marino.
Entre 1861, fecha en que Prat egresó de la Escuela Naval como Guardiamarina y el 21 de mayo de 1879, fecha en que falleció, Chile vivió un período de graves problemas que afectaron a casi todos los ámbitos de la vida nacional. La economía se vio fuertemente afectada por la recesión mundial que llegó a nuestras costas en 1874, desatando una crisis socio-política y una cesantía de tal magnitud que se temió un estallido revolucionario. Todo esto ocurría en medio de la ruptura del consenso social básico de la sociedad chilena, en que se cuestionaba la autoridad presidencial, la relación entre la Iglesia y el Estado, y la estructura y valores sociales tradicionales.
El panorama internacional de Chile tampoco fue muy halagador durante la vida de Prat. Recién egresado como Oficial de Marina, debió participar junto a toda su promoción en la Guerra contra España en 1865. Poco después, las relaciones con Bolivia, que se creían resueltas con el tratado de 1874, se fueron complicando hasta desembocar en la Guerra del Pacífico. Por otra parte, las relaciones con Argentina muchas veces fueron tensas, a raíz de la delimitación del territorio Patagónico.
Este complejo entorno constituyó un acicate para que Arturo Prat no fuera un espectador neutral y desinteresado. Desde su condición de marino, abogado y educador participó en la sociedad de su época, comprometiéndose con ella, apoyado en la integridad de su carácter.
Prat Participativo.
En julio de 1876, a los 28 años de edad y siendo Capitán de Corbeta, Prat obtiene el grado de licenciado en Ciencias Jurídicas y el título profesional de abogado. El tema de su memoria de título fue “Observaciones a la Ley Electoral Vigente”, lo que da cuenta de la actualidad de sus inquietudes.
Como abogado ejerció una práctica libre más bien reducida, ya que nunca tuvo duda alguna que su vocación como Oficial de Marina era prioritaria. En tal sentido, sabía que sus actividades como abogado podrían ser interrumpidas con cada período de embarco. Por eso, orientó sus esfuerzos a ayudar a muchos de sus compañeros a resolver problemas disciplinarios, derivados de la interpretación de la reglamentación de la Armada. Y no titubeó en asumir puntos de vista, a veces, contrapuestos con
los de la jerarquía Naval.
Como marino, su preocupación fue el derecho marítimo, desarrollando los reglamentos de la recientemente promulgada Ley de Navegación. También se interesó por mejorar la reglamentación de ascensos en la Armada, a fin de eliminar las influencias sociales y el favoritismo político. Prat sufría como propias las postergaciones arbitrarias en las carreras de los oficiales, y cada vez que tuvo oportunidad emprendió acciones al respecto.
En lo social, convencido de la importancia de la educación para salir de los problemas de pobreza y cesantía que azotaban a la sociedad, Prat durante sus horas libres trabajó sin remuneración alguna, como profesor en la escuela nocturna Benjamín Franklin de Valparaíso.
Prat Comprometido.
Sin embargo, a Prat no le bastaba simplemente con participar en la sociedad, pues, además, asumía con intensidad sus compromisos. En este aspecto, en todos sus roles y actividades, fueran familiares, profesionales o sociales, se empleó a fondo, con el total de sus recursos intelectuales y morales. Nunca dejó nada en reserva, ni claudicó ante el riesgo; asumió posiciones y se jugó abiertamente por ellas.
Participó intensamente en las discusiones que se producían alrededor del desarrollo de la Armada. Desde ya, no calló cuando el Gobierno de la época consideró la idea de rescindir la compra de los blindados Blanco y Cochrane. Asimismo, reclamó con energía e insistencia mejorar la capacidad de reparación y mantención de los equipos y buques. Cuando llegó la guerra la presencia de los blindados fue determinante, y las mayores y más graves dificultades de nuestra Armada se debieron, precisamente, a un insuficiente mantenimiento de los buques.
Esta forma comprometida de entender su deber se confirma en innumerables actos de su vida.
Así por ejemplo, el 24 de mayo de 1875 en circunstancias que la Esmeralda, el viejo buque en que había servido y que sería el escenario de su muerte, estaba al garete en medio de un fuerte temporal y en grave peligro de hundirse, Prat, en ausencia de su Comandante, tomó el mando de la escasa tripulación que se encontraba a bordo y dirigió su salvataje; tarea que muy pocos asumirían voluntariamente.
Prat Íntegro.
Los atributos mencionados, participación y compromiso, nos muestran los rasgos de un hombre excepcionalmente íntegro. La integridad es la cualidad de ser siempre lo que se es; es ser consecuente en todos los aspectos de la vida: creencias y comportamientos; dichos y hechos. Arturo Prat fue un cristiano íntegro, con convicciones profundas y firmes, y con coherencia y unidad de vida entre el ámbito privado y público. Las virtudes que ejercitaba como esposo y padre de familia, también las reflejaba en su conducta como educador, marino y ciudadano.
Conclusión.
La muerte gloriosa de Prat es pues el resultado de una forma de vida. Esto es lo que hace que su ejemplo sea inmortal y siempre fresco y válido. Su corta vida de sólo 31 años no podemos medirla por el tiempo, sino por la plenitud de su obra y de su ejemplo, que siguen siendo nuestro paradigma personal e Institucional.
La Armada y el ejemplo de Prat.
En efecto, la Armada que queremos y que estamos haciendo cada día es una a imagen y semejanza de Prat: participativa, comprometida e íntegra.
Una Marina participativa: que se ve a sí misma y actúa como parte viva de la nación chilena.
Nos esforzamos por estar en la vanguardia tecnológica, y por ser un componente activo de la seguridad de Chile, particularmente en el ámbito marítimo. Estamos abiertos a la colaboración con la comunidad nacional, pero también tenemos voluntad y disposición para participar en las operaciones multinacionales que nos impone el mundo globalizado en que vivimos.
Una Marina comprometida: que pone los intereses de la Patria por sobre sus intereses corporativos, y que vive a Chile con pasión. Siempre dispuesta a ir más alto y más lejos de lo que exige el deber; lista a hacer su trabajo sin escatimar sacrificios. Una Marina que, sin complejos, libre de ataduras a estereotipos y prejuicios, ha sido capaz de adaptarse a los tiempos y circunstancias, para prestar un mejor servicio a Chile.
Una Armada íntegra: transparente en todos sus actos; fiel a sus valores y principios que se basan en la trilogía: Dios, Patria y Familia. Una Armada honesta en sus planteamientos y posiciones, que no transa ante la tentación de una popularidad efímera.
En fin, la Armada de Chile encuentra en el Comandante Arturo Prat Chacón el ejemplo inspirador a quien emular en sus ideales de vida: participación, compromiso e integridad. En este día de Gloria Patria y Gloria Naval invito a todos los chilenos a unirse en torno al ejemplo del Comandante Prat, comprometiéndonos con el presente y el futuro de Chile con alegría, con pasión; con fe y mucha
esperanza.
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