¿HUBO UN SEGUNDO TRIPULANTE QUE ACOMPAÑÓ A ARTURO PRAT?

(Academia de Historia Naval y Marítima)

Iniciaremos esta investigación con las palabras del padre Estanislao Raveau en
su artículo “Los tripulantes de la “Esmeralda” y de la “Covadonga” el 21 de
mayo de 1879 en Iquique”, publicado en 1979 en la Revista Chilena de Historia
y Geografía. Dice el padre Raveau:
“Ocurren en la historia de las naciones hechos difíciles de
explicar. Uno de ellos es la falta de interés y de investigación que
ha habido en Chile, a raíz del Combate de Iquique, por
conocer el número exacto y el nombre de los tripulantes,
tanto muertos como sobrevivientes, de la “Esmeralda” y
la “Covadonga”

 El 21 de mayo de 1979, en Iquique, al embestir el “Huáscar” a la
“Esmeralda”, en su primer ataque con el espolón, Arturo Prat, que dirigía la
acción desde la toldilla de la vieja corbeta, ordenó el abordaje, pero dos hechos
impidieron que la tripulación pudiera cumplir la orden: uno era que el
ensordecedor estruendo de los cañones impidió que su voz se escuchara más
allá de los que lo rodeaban y el otro que una bala peruana había matado al
corneta Gaspar Cabrales.

No hay duda que al Comandante chileno lo siguió el sargento Juan de
Dios Aldea, que era uno de los hombres que cumplía la guardia de bandera, el
cual cayó gravemente herido sobre la cubierta del buque peruano, pero… ¿lo
acompañó alguien más?

Aquí surge una incógnita que se ha mantenido en el tiempo, por lo que
trataremos de revisar lo que dicen los testigos, las noticias de la época y los
distintos historiadores para llegar a alguna conclusión.

Recuerdo que en mi niñez, en las primeras lecciones aprendidas de
historia de Chile, siempre se hablaba que junto a Prat habían saltado al
abordaje el sargento Aldea y el marinero Canave.

¿Fue el sargento Aldea el único acompañante?
Quienes afirman que al comandante chileno lo acompañaba solamente el
sargento Aldea, basan su posición en el parte oficial del combate elevado por el
teniente Luis Uribe, que tomó el mando de la nave después del abordaje,
donde dice textualmente:

 “El capitán Prat, que se encontraba, en la toldilla desde el
principio del combate, saltó a la proa del Huáscar, dando
al mismo tiempo la voz de “al abordaje”. Desgraciadamente
el estruendo producido por la batería al hacer fuego sobre
el Huáscar impidió a muchos oír la voz de nuestro valiente
comandante; y de los que se encontraban en la toldilla con él,
solo el sargento pudo seguirlo, tal fue la ligereza con se
retiró la proa del Huáscar de nuestro costado”.

Los oficiales prisioneros fueron llevados al cuartel de bomberos de la
compañía austro húngara donde fueron alojados provisionalmente y después a
insalubres dependencias del edificio de la aduana, estando todo el tiempo
custodiados por guardias peruanos, por lo que este parte pudo escribirlo Uribe
solamente el día 29 de mayo cuando se encontraba cautivo y al saltar Prat al
abordaje, él se encontraba en el castillo de proa, esto es, en el otro extremo del
buque.

El mismo Uribe, en una carta a su tío Juan Manuel, nombra solamente el
abordaje de Prat y que lo vio caer muerto, sin mencionar a acompañante
alguno, ni siquiera al sargento Aldea.

El teniente Francisco Sánchez y el guardiamarina Vicente Zegers, que
también se encontraba a proa, en cartas personales a familiares nombran
solamente a Aldea, pero todos estos testimonios tienen igual fecha que el parte
de Uribe, cuando se encontraban prisioneros.

Sánchez dice en una carta a su hermano Carlos, fechada el 16 de junio:
“cuando recibimos el primer choque, habíamos perdido
poca gente, y el Húascar se retiró con tanta precipitación
que, a pesar que lo recibimos en la aleta de la guardia de
bandera formada en la toldilla, precisamente en el lugar del
espolonazo, solo uno, que fue el sargento, alcanzó a
saltar”

No puede descartarse que en los ocho días que transcurrieron desde el
combate hasta que se escribió el parte oficial y las cartas de los oficiales
sobrevivientes, tienen que haber tratado de reconstituir los hechos, motivo de la
coincidencia. Además su cautiverio era separado del de la tripulación, así que
tampoco éstos podían haber ayudado a aclarar las dudas

Esto es confirmado por el civil, ingeniero Juan Agustín Cabrera Gacitúa,
que se encontraba cerca de Prat en el combate que dice en su obra “El
combate de Iquique (21 de mayo de 1879) por uno de los tripulantes de la
Esmeralda”:

“En la sucesión de los acontecimientos de aquel día, los
unos parecían que borraban los precedentes, como que
cada una de las peripecias de aquel legendario combate
parecía producir la más honda impresión en nuestro
ánimo. Ha sido después de ese día, con el espíritu
tranquilo ya, con la sangre no circulando tan rápidamente
como en el furor de la pelea, cuando se han podido ver
claros los detalles. La memoria, descorriendo el velo que
cubría cuadros de su admirable gabinete, nos mostró uno a
uno los diversos episodios de esa lucha inolvidable”

El corresponsal del diario El Mercurio de Valparaíso en la escuadra, Eloy
Caviedez, avala esta situación, refiriéndose a lo anterior, diciendo:

“Pues si esto le sucedía a una persona que por no
pertenecer a la dotación del buque se hallaba en mejor
situación que nadie para observar lo que pasaba a su
derredor, ¿qué sería de los que, teniendo un puesto de
responsabilidad y de lucha, debían atender a sus cañones,
a su gente, a los espolonazos del enemigo, a los
abordajes, a los incendios y destrozos, y, por fin, a las mil
y una exigencias de un combate, y un combate sostenido
en aquellas desventajosas condiciones?”

Benjamín Vicuña Mackenna, en su libro “Las dos Esmeraldas” escrito
menos de un mes después del glorioso combate, nombra solamente a Aldea
acompañando a su comandante, pero por el poco tiempo transcurrido, el
historiador tiene que haberse basado en los partes oficiales, pues estaba
radicado en la capital.

Por otra parte Diego Barros Arana dice en la “Historia de la Guerra del
Pacífico” refiriéndose al abordaje de Prat:
”solo ha podido seguirlo un sargento apellidado Aldea; y
ambos sucumben como héroes”

¿Lo acompañó el marinero Luis Ugarte?

Algunos historiadores han atribuido este acto al marinero Luis Ugarte, los
que se basan en una investigación realizada por el periodista de El Mercurio de
Valparaíso, embarcado en la escuadra, Eloy T. Caviedez, pero ello es
desmentido por el contramaestre Constantino Micalvi al asegurar que Ugarte
acompañó a Serrano en el segundo abordaje.

Germán Becker, en su libro “Los Inmortales - Relatos y Crónicas de la
Guerra del Pacífico” adhiere a considerar a Luis Ugarte como acompañante de
Prat y Aldea en el primer abordaje, agregando que
“cayó al mar y se salvó a nado, encontrando refugio en un
pontón fondeado en la bahía”.

En una consulta a mi amigo y pariente, el autor de “Los Inmortales”, le
expliqué que me encontraba investigando sobre un segundo tripulante que
habría acompañado a Prat en el primer abordaje y que en su libro mencionaba
al marinero Luis Ugarte por lo que le agradecía si podía informarme las fuentes
de lo anterior.

Su respuesta fue la siguiente:

“Fue el marinero Ugarte. Cuando en Santiago el congreso
mandó a confeccionar medallas para los sobrevivientes de
la Esmeralda, les faltó una, precisamente la de Ugarte, por
no figurar en la lista de prisioneros, Él estaba escondido
en el pontón, incorporándose a sus compañeros, después
que la nómina de sobrevivientes ya había sido enviada a la
capital”.

Lo respondido, puede ser verídico, pero ello no sitúa la hazaña de Ugarte
en el primer abordaje, pues puede haberlo sido en el segundo, mi réplica al
respecto no tuvo respuesta.

Carlos López Urrutia en su “Historia de la Marina de Chile”, deja la duda
quien fue el acompañante de Prat y de Aldea, cuando dice, refiriéndose al
primer abordaje:

“También lo hizo un marinero que no fue jamás
identificado: Los historiadores han limitado su
identificación al soldado de marina Arsenio Canave y al
marinero Luis Ugarte”.

Pero se inclina a pensar que era en segundo, por cuanto las versiones
dirían que vestía de marinero y el primero era soldado de marina; pero más
adelante hace resaltar su duda cuando dice al finalizar el capítulo:
“Pero la historia nos ha dejado uno que simboliza a todos:
el marinero desconocido que siguió a Prat en el abordaje.

Ojalá ni supiéramos siquiera que pudo haber sido Canave
o Ugarte y que en ese marinero anónimo, las marinerías de
Chile guarden el símbolo del deber, la lealtad hacia el
comandante y el servicio siempre estoico para la patria”.

Esto es sostenido por Carlos López en su libro escrito en 1969 y lo
mantiene en su segunda edición del año 2005, pero muy pronto, en esta última
fecha, cuando tuvo acceso a los documentos peruanos, cambió su visión sobre
la identificación de este tripulante, como lo veremos más adelante.

Una versión parecida es posible encontrarla en Internet en la página:
“La Guerra del Pacífico, “Los Héroes Olvidados; los que nunca volverán”, diciendo
que Ugarte habría caído al agua y luego fue rescatado por la misma
“Esmeralda”.

Puede descartarse que este segundo tripulante, que habría abordado al
“Huáscar” junto a Prat, fuera el marinero 2º Luis Ugarte Rivadeneira, pues
acompañó a Serrano en el segundo abordaje, fue herido y posteriormente
trasladado al hospital de Iquique donde se restableció.

El hecho de asociarlo al primer abordaje se debe a un error del diario “La
Patria” de Valparaíso, que en su edición del 4 de diciembre de 1879, al publicar
la ceremonia de entrega de medallas a los héroes, escribió:
“se llamó, en primer lugar, a Luis Ugarte, único
sobreviviente del primer abordaje y, en seguida a los
compañeros de Serrano”.

Este error no debe extrañar, pues durante la nombrada ceremonia fueron
condecorados nueves tripulantes que en la lista oficial del Comisario de la
escuadra se les daba por muertos.

En el “Homenaje a la Marina Nacional” escrito por Agustín Montiel Cornejo
el 21 de mayo de 1886 con motivo de la inauguración, en Valparaíso, del
monumento a las glorias de la marina, dice:

“El choque fue tan rápido y el estampido de los cañones
tan violento, que la voz del bravo jefe no fue oída sino por
mui pocos de los tripulantes, no habiendo logrado
acompañarle sino dos de ellos, que fueron el sarjento de la
guarnición Juan de D. Aldea y un marinero de la guarnición
llamado Cornelio Ugarte”.

No existía en la dotación de la “Esmeralda” un Cornelio Ugarte, sino que el
marinero 2º Luis Ugarte y el fogonero 2º Francisco Ugarte, que falleció en el
hospital de Iquique y que se da como probable componente del segundo
abordaje, pero ninguno de los dos pertenecían a la guarnición. Ambos llegaron
heridos al hospital, por lo que no es imposible que los dos o bien uno de ellos
hayan acompañado a Serrano en el segundo abordaje.

Es difícil establecer cuantos fueron los tripulantes que acompañaron a
Serrano en el segundo abordaje, siempre se ha establecido la cantidad de
doce, cifra que concuerda con la carta de Vicente Zegers a su padre el 28 de
mayo donde describe:

“Al juntarse los dos buques, el teniente Serrano, revólver y
espada en mano, gritó: “al abordaje”, i la jente se lanzó al
castillo, con ese objeto, mas el comandante Grau, que tal
vez preveía esto, hizo inmediatamente atrás; solo alcanzó
a saltar Serrano acompañado de doce valientes más. Yo
los vi cuando avanzaban por el castillo del Huáscar,
bajando enseguida a la cubierta, i acercándose a la torre,
al pie de la cual recibió el teniente Serrano un balazo que
lo tendió en la cubierta, alcanzando a decir a los que tenía
al lado: “Yo muero, pero no hay que darse muchachos”.

También la cifra de doce la da Emilio Rodríguez Mendoza en su libro “La
Estrella sobre los Mástiles”, pero en la minuciosa descripción que hacen Vivian
Sievers y Eduardo Rivera Silva de los tripulantes de la “Esmeralda” en su libro
“La Dotación InmortaL, 21 de mayo de 1879”, ha establecido catorce probables
tripulantes que saltaron a la cubierta del “Huáscar” en el segundo abordaje,
pero así como la cantidad de doce pudiera no ser exacta, también los
probables pueden no ser catorce, a pesar que Agustín Montiel, en el
documento citado, se refiere a esta última cifra.

De hecho en la misma obra anterior, Vivian Sievers y Eduardo Rivera
Silva citan cinco relaciones de tripulantes de la “Esmeralda” que tienen
diferencias entre si, como son:

- La nómina oficial confeccionada por el comisario de la
escuadra Nicolás Radolés.
- La que aparece en el Boletín de la Guerra del Pacífico
publicada el 10 de junio de 1879.
- La lista de sobrevivientes redactada por Luis Uribe de fecha 29
de mayo de 1879.
- La relación de los tripulantes recogidos a bordo del “Huáscar”
según el diario de campaña del teniente peruano Jorge Velarde y
- La que publica Pascual Ahumada en su obra “La Guerra del
Pacífico”.

Al tomar en consideración estas relaciones, es importante tener en cuenta
lo que señala Estanislao Raveau, en el sentido que el comandante general de
marina, Eulogio Altamirano, el remitir su informe al ministerio de marina,
advierte que es de:
“...presumir que la lista de tripulantes de la Esmeralda
adoleciera de alguna inexactitudes que por el momento es
imposible corregir”.
El diario de campaña del teniente Velarde, continuado después de su
muerte el 21 de mayo por el teniente don Pedro Garezón, indica el nombre de
los tres chilenos que murieron sobre la cubierta del monitor, ellos son: el
comandante Arturo Prat, el teniente Ignacio Serrano y el soldado de la
guarnición Arsenio Canave.

Lo anterior está además corroborado en la “Relación de los oficiales y
tripulación de la corbeta Esmeralda tomados prisioneros”, que figuran en el
Libro Copiador de la correspondencia de la Comandancia General” de la
marina del Perú.

Antecedentes que dicen que fue Arsenio Canave

Por otra parte, en Internet, en la Enciclopedia libre Wikipedia, Combate
Naval de Iquique, dice textualmente:

“Prat al ver la cubierta del buque enemigo a sus pies gritó:
“¡al abordaje muchachos!” y saltó a la cubierta del
“Huáscar” siendo seguido, en medio del estruendo,
solamente por el sargento Juan de Dios Aldea y el
marinero Arsenio Canave quien perdió impulso y cayó al
agua. Arsenio Canave fue recogido posteriormente por la
misma “Esmeralda”.

Pero el mismo guardiamarina Vicente Zegers, es quien en su diario se
contradice con la carta enviada a su padre el 28 de mayo, cuando anota:
“un soldado de la guardia de bandera saltó junto a ellos” (a
Prat y Aldea).

El subteniente de Artillería de Marina, Antonio Hurtado, también de
dotación de la Esmeralda, dice en su parte oficial, de fecha 8 de abril de 1880:

“…le secundaron solo el sargento de la guarnición Juan de
Dios Aldea y un soldado, pues el resto de la gente que se
lanzó en su seguimiento solo llegó cuando el enemigo, que
tal vez preveía nuestro ataque, se había retirado a una
distancia en que ya hacía imposible todo abordaje”

Ismael Gajardo Reyes, quien tuvo la oportunidad de conocer al
subteniente Hurtado, escribió en 1913, que Arsenio Canave había fallecido a
bordo del “Huáscar y que:

“Hay muchas presunciones para creer que este soldado
pueda ser el que acompañó a Prat en su titánica empresa”
con lo que se aclararía el misterio que hasta ahora ha
rodeado a ese gran anónimo”

Posteriormente en 1936 afirmó que Hurtado le había asegurado que:
“el vio, en medio del crudo resonar de la humeante batería
de la corbeta, un individuo, con uniforme de soldado del
regimiento de marina, que trepaba, valiéndose de un cable,
a la cubierta del monitor enemigo”.

Por su parte, Miguel Grau, comandante del Huáscar, es poco claro en su
parte oficial y casi no hace distinción de ambos abordajes, pues dice:

“El comandante de ese buque (Esmeralda) nos abordó a la
vez que uno de sus oficiales y algunos de sus tripulantes,
por el castillo, y en la defensa de este abordaje, perecieron
víctimas de su temerario arrojo”,

Pero en el bitácora del buque, en la página 64, aparece la muerte, a bordo
del blindado, luego del abordaje de Prat, de un tripulante de apellido Atanasio
Canove y en otro documento peruano figura como Antonio Canove.

Más clara es la relación que hacen los historiadores, chileno y peruano,
Carlos López Urrutia y Jorge Ortiz Sotelo, en su libro “Monitor Huáscar: una
historia compartida (1865 – 2005)”, tras el estudio de documentos de ambos
países, lo cual tiene además el mérito que Carlos López, después de haber
conocido nuevos antecedentes, modifica lo expresado de su “Historia de la
Marina de Chile”:

“Prat se encontraba maniobrando la corbeta desde la
toldilla y al ver venir al monitor de refilón sobre la popa,
se subió a la borda con revólver y espada en mano y saltó
sobre la cubierta enemiga esperando que lo siguieran
varios de sus tripulantes. La carnicería causada por los
cañones había sido enorme y sólo pudo seguirlo el
sargento de infantería de marina Juan de Dios Aldea y el
soldado Atanasio Canave”.

La relación que hace el diario “El Comercio” de Iquique por el testigo
presencial don Modesto Molina, ubica el abordaje en el tercer espolonazo y lo
describe de la siguiente manera:

“Fue en este tercer choque cuando el comandante Prat de
la Esmeralda, saltó, revólver en mano, sobre la cubierta del
Huáscar gritando: ¡Al abordaje, muchachos! Lo siguieron
un oficial Serrano, que llegó hasta el castillo, en donde
murió, un sargento de artillería i un soldado. Todos estos
quedaron en la cubierta muertos. Prat llegó hasta el
torreón del comandante, junto al cual estaba el teniente S.
Velarde, sobre el que hizo tres tiros que le causaron la
muerte”.

En Internet aparece una relación del Combate de Iquique, en la cual el
autor acompaña un anexo donde dice “reproducir” un documento oficial
publicado por el historiador Pascual Ahumada Moreno en su “Guerra del
Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales,
correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra, que ha dado a
luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia, conteniendo documentos inéditos de
importancia” publicada en 1892, en el cual copia textualmente los nombres de
la guarnición de la “Esmeralda” que entregó Nicolás Redolés, comisario de la
escuadra el 5 de junio de 1879, pero en el nombre del soldado Arsenio Canave,
muerto en la acción se le agregó: “no participó en los abordajes”, único
tripulante que tiene esa indicación de los 33 que aparecen en la nómina.

Revisado el libro de Ahumada, no figura esta indicación en ninguna parte
y la única explicación a lo anterior podría deberse a que la relación quería
encuadrarse al informe oficial de Uribe, pero históricamente carece de todo
valor por tratarse de un documento tergiversado, sin indicación alguna de su
diferencia con el original. Pareciera que esto se debe a que como los han dicho
el historiador chileno Gonzalo Vial y el norteamericano William Sater, han
existido muchos esfuerzos por acomodar los hechos al parte oficial de Uribe.

El “Boletín de la Guerra del Pacífico”, reproduciendo los telegramas
enviados informando acerca del combate, trascribe en su página 138 un
telegrama recibido en Antofagasta el 25 de mayo de 1879 que dice:

“…Esmeralda pabellón izado pico de mesana, echada a
pique feroz ataque espolón Húascar. Muerto capitán sobre
cubierta Huáscar seguido cuatro más que la abordaron”
La misma publicación reproduce otro telegrama, en la página 141, recibido
en Santiago el 28 de mayo de 1879, con los siguientes términos:
“El valiente Prat, acompañado de cuatro marineros se
mantuvo durante cinco minutos sobre la cubierta del
Huáscar i mató de un tiro de revólver al segundo
comandante, un joven García y García. Prat fue muerto de
un mazazo”

Francisco Antonio Encina en su monumental “Historia de Chile” nombra
solamente al sargento Aldea como acompañante de Prat en el primer abordaje,
pero al tratarse de una obra de investigación histórica que abarca cuatro siglos,
desde la prehistoria chilena hasta 1891, es lógico pensar que solamente podía
considerar los antecedentes principales sin llegar a la investigación detallada
de hechos puntuales, pero tal vez su principal contradictor en este aspecto lo
encontramos en Gonzalo Bulnes en su obra “La Guerra del Pacífico”, que se
caracteriza por lo bien documentada, donde dice:

“Prat no tenía en ese instante cerca de sí, sino al sargento
1º de la guarnición don Juan de Dios Aldea y a un
marinero, cuya identidad no se pudo establecer, porque los
cadáveres no fueron reconocidos antes de sepultarlos:
glorioso soldado anónimo que tuvo el honor de hacer con
Aldea la guardia de su preclaro jefe, en el momento
inmortal de su carrera”.

El corresponsal de El Mercurio de Valparaíso en la escuadra, Eloy
Caviedez señala en 1888, que tras prolijas indagaciones y de acuerdo a
testigos, llegó a la conclusión que:

“Uno de los soldados de la guarnición pudo también seguir
a su sargento y pereció, como Prat, sobre la cubierta del
buque enemigo”.

Guillermo Toledo en su obra “La Infantería de Marina en la Armada de
Chile” ha reconstituido lo sucedido en la toldilla de la Esmeralda el 21 de mayo
de 1879:

“El estruendo de la artillería le impide (a Prat) verificar que
el abordaje general, tan esperado por él, fracasa ante la
rapidez con que el buque enemigo retrocede y el ya
comentado silencio de muerte del corneta de órdenes. La
rapidez de la acción impide una oportuna reacción de las
partidas de abordaje organizadas para el zafarrancho de
combate. Sólo dos artilleros de marina, integrantes de la
cercana Guardia de Bandera, alcanzan a seguir a Prat: el
sargento 2º Juan de Dios Aldea Fonseca y el soldado
Arsenio Canave Merino”.

Reflexión final

Es claro que no existió gran preocupación por establecer los nombres de
los tripulantes inmolados en el combate de Iquique y que todas las listas
existentes adolecen de errores, contraponiéndose unas con otras.

Los historiadores Francisco Antonio Encina y Benjamín Vicuña Mackenna
han utilizado el informe oficial de Luis Uribe, escrito en condiciones precarias
durante su cautiverio, para asegurar que Prat saltó al abordaje solamente
seguido del sargento Aldea; pero las cartas y memorias de otros oficiales y,
principalmente el informe, del jefe de la guarnición, el subteniente Hurtado,
aseguran que los acompañó un soldado de la guarnición de la “Esmeralda”.

Por la rapidez con que se separó el “Huáscar” después del primer
espolonazo y el lugar donde lo recibió la “Esmeralda”, así como también el
estruendo de la artillería que apagó la voz del comandante ordenando en
abordaje, avalan las opiniones que solamente pudo tratarse de un miembro de
la guarnición que se encontraba en ese sector del buque.

Esto y las evidencias que Ugarte acompañó a Serrano en el segundo
abordaje, afirman que habría sido Canave el que saltó.

Las versiones que hablan que el segundo acompañante de Prat cayó al
agua y fue recogido desde su propio buque, quedan desvirtuadas de por sí, al
preguntarse ¿Cómo llegó el cadáver de Canave a la cubierta del Huáscar?

Nos parece que más allá de cualquier discusión, hay un hecho que estaría
demostrando en la forma más fehaciente que el soldado Arsenio Canave saltó
al abordaje junto, pues en el bitácora del monitor peruano y en otros
documentos de ese país figura que su cuerpo inerme quedó tendido en su
cubierta.

Por el importante e interesante estudio del padre Raveau, tenemos
conocimiento que uno de los cinco tripulantes sepultados en la fosa común del
cementerio de Iquique es el soldado de la guarnición Arsenio Canave, quien lo
fue el día 22 de mayo de 1879 cuando el Huáscar desembarcó su cadáver.

Monumento a los héroes

Con el dinero que se recolectó para construir una nueva “Esmeralda” y
erigir un monumento a los héroes de Iquique, más cuatro cañones de bronce
entregados por el gobierno para fundirlos, se pidieron en Europa proyectos y
presupuestos para erigir el monumento.

Se seleccionaron dos artistas franceses, el arquitecto Diogenes Ulysse
Mayllard, que se encargaría del diseño general, y el escultor Denis Pierre
Puech, para las estatuas.

Otro de los postulantes fue Auguste Rodin, el que fue desechado por
considerarlo demasiado audaz.

La estatua de Prat fue realizada por Puech con la colaboración del chileno
Virgilio Arias. Éste último se encargó también de las figuras de Riquelme y
Aldea y de los bajorrelieves en mármol que representan las acciones de Punta
Gruesa y Angamos.

Además a Puech se le encargaron las estatuas de Serrano, Riquelme,
Aldea y un marinero.

Todas las demás estatuas representan a marinos que murieron en el
combate, o a causa de él, como fue el caso de Aldea y representan personas
con nombre y apellido, por lo que no nos parece real que con la figura del
marinero se haya querido representar a todo el resto de la tripulación, como se
ha querido interpretar posteriormente, más aún, si esa hubiese sido lo idea
original, seguramente se le habría mostrado disparando un cañón o un fusil,
pero en el monumento lleva en su mano un hacha de abordaje. Lo más
probable es que se trataba de representar al tripulante que acompañó a Prat y
Aldea, pero que su nombre no estaba claro y quedó para la historia averiguarlo.

Los tripulantes que murieron a bordo del “Huáscar fueron enterrados en la
fosa común del cementerio de Iquique y no quedó registro, salvo una placa con
sus nombres, pero ¿No sería tiempo ya de ubicar los restos de Canave y
trasladarlos al monumento a las glorias de la marina?