LOS COMBATES NAVALES DEL PACÍFICO

Combate Naval de Iquique

Capitán de Navío Hernán Ferrer Fougá (Revista de Marina)

Traducido del “Standard” de Londres del 30 de mayo de 1879, para “El Mercurio”.

Se han recibido noticias de un notable encuentro naval en la costa del Perú. Los datos que hasta este momento tenemos son necesariamente algo imperfectos, y a causa de la interrupción de la comunicación telegráfica por el lado del Perú, es mui posible que presente la desventaja probable de manifestar los hechos esclusivamente bajo el punto de vista chileno. Sin embargo, no hai motivo para sospechar que haya en ellos ninguna exajeracion voluntaria y debemos esperar que los informes ulteriores, solo tiendan a llenar algunos detalles que al presente son oscuros.

Desde luego, debemos aceptar como indudablemente efectivo que no había sino dos pequeños buques de madera enarbolando el pabellon chileno para entrar en combate, mientras que por parte de la marina peruana estaba la comparativamente formidable Independencia, buque mui inferior al blindado de construccion británica de ese mismo nombre comprado recientemente por nuestro gobierno a los brasileros, pero buque de ostensibles pretensiones como acorazado. Lo que hace que la historia de este combate naval del Pacífico sea de lo mas estraordinario, es el rumor que nos llega de que ademas de la Independencia, el famoso Huáscar estaba tambien empeñado en la pelea. Si tal fuera realmente el caso, los chilenos tienen en alto grado razon para estar orgullosos del valor y de la habilidad manifestados por sus marinos.

Los buques chilenos eran la Esmeralda y la Covadonga. El primero era de ochocientas toneladas, dato suministrado por el mismo constructor, y fué construida por Petrio, en Greenhithe, en 1856. Era un buque de vela, de madera, con máquinas ausiliares capaces de darle un andar de cerca de ocho millas por hora y su armamento consistia en doce cañones de a 40, sistema Armstrong.

La Covadonga era una goleta de tres palos, mas pequeña que su compañera y probablemente de unas quinientas toneladas de carga. Tenia máquinas ausiliares capaces de darle casi el mismo andar que la Esmeralda. Su armamento era de dos cañones de a 70, sistema Armstrong. Este buque tiene una singular historia. Fué tomado a los españoles en la guerra de independencia de 1865 por la Esmeralda, su compañera en el último encuentro. Cuando el almirante español Pareja, comandante de la escuadra bloqueadora en 1865, supo la suerte que habia corrido la Covadonga, se suicidó, disparándose un tiro.

Estos dos buques ya no existen, pero su partida de las escuadras del mundo ha sido acompañada por la de la Independencia. Este blindado sufrió tales averías que se fue a pique y la misma suerte siguió la Covadonga.

La Esmeralda estaba completamente desmantelada y se nos dice que su comandante, el capitán Manuel Thomson, prendió fuego a la santa-bárbara para impedir que su buque cayera en manos del enemigo. Aunque este hecho no es bien conocido todavía, sin embargo no puede haber duda alguna sobre el heroico espíritu que anima a los chilenos. De todas maneras la Esmeralda desapareció de los mares del mismo modo que la Covadonga y la Independencia peruana. Si el Huáscar estaba efectivamente presente, él fue el único sobreviviente para ser portador de la noticia del conflicto.

El desenlace de esta trajedia marítima dará inevitablemente oríjen a muchas discusiones. Comparados con escuadras de primer órden, los buques empeñados en la contienda pueden ser calificados de insignificantes. Pero el asunto presenta este importante aspecto: que por un lado habia un acorazado con blindaje de cuatro y media pulgadas y dos cañones rayados de a 150 libras, fuera de una docena de a 70, mientras que por el otro lado habia buques de madera sin armadura, el mayor de los cuales era solo de un tercio del tamaño de la Independencia, y el cañon mas fuerte entre ellos era solo de a 70, y aun de ese calibre solo habia dos. La Independencia tenia tambien la ventaja del andar, que se asegura era de doce millas por hora. Sin embargo, se dice que habia sido averiada por el fuego en la rada del Callao, especie de maldad atribuida a incendiarios chilenos, aunque debemos recordar que tales ocurrencias no son absolutamente desconocidas en la marina inglesa. Este buque fue tambien construido en Inglaterra, sobre el Támesis, por la casa de Samuda en 1865.

Aun suponiendo que el Huáscar estuviera ausente, el hecho de que la Independencia haya sido destruida por un par de tan insignificantes combatientes, es algo verdaderamente asombroso.
No se empleó torpedos en esta ocasión, pues de lo contrario mui fácilmente nos dariamos cuenta de la catástrofe. Podemos considerar como uno de los elementos que entraban en el combate, y como un poderoso elemento, la enerjia de la desesperación. Los comandantes chilenos no pudieron abrigar esperanza alguna de salvación. Sus buques eran mui inferiores en tamaño, en fuerza, en andar, en armamento y en el número de sus tripulantes. Es mui posible que se contentaran con pelear atracados unos a otros.

Según una relacion que tenemos, fue la pequeña Covadonga quien echó a pique a la Independencia. Pero ¿cómo pudo hacerlo? ¿Podia chocar contra semejante buque con alguna esperanza de éxito? Su antagonista era un blindado, y ella solo un frájil barquichuelo de madera, con sus ligazones y su madera medio podridas, según se dice. Si realmente se lanzó sobre el blindado, debe haberse hundido ella en el acto mismo. ¿O quiso acaso traspasar al buque enemigo y disparó sus cañones de a 70 a boca de jarro contra las planchas de blindaje?

Será altamente interesante saber con certidumbre y precision cómo dos pequeños buques de madera pueden disponer de un acorazado bien armado.

El resultado de este encuentro deja a los chilenos prácticamente victoriosos. Han perdido un par de buques de insignificante valor, mientras que puede decirse que los peruanos han sido privados de casi la mitad de la fuerza de su armada.

Por un simple choque el buque peruano podia haberse librado de sus diminutos asaltantes. Fue una mala partida para el Perú. Si su pabellon hubiera salido victorioso, no habria conquistado ninguna gloria. Ahora ha perdido un valioso buque, esencial para el poder de su marina, y solo pueden colocar en la escala opuesta un par de cañoneras de madera, que los chilenos pueden mui bien conformarse con perder en cambio de un blindado enemigo.

Es de sentir que un encuentro naval de un carácter tan limitado haya sido acompañado por semejante desproporcionada pérdida de vidas como es de temer haya ocurrido en esta ocasion.

Si solo tres buques entraban en pelea, todos ellos han desaparecido, y si ningun otro buque estaba cerca, pocas vidas deben haberse salvado.

Que la lucha fue desesperada, eso es evidente, y la contienda ofrecerá útiles lecciones, aun para las mas poderosas escuadras de Europa. Se ha dicho de los chilenos que son los ingleses del Pacífico; y después de esta muestra de su valor en el mar, parece que el calificativo es mas que nunca ahora merecido.

No ha sido esta la única ocasión en que las escuadras peruana y chilena se han encontrado en la presente guerra. Pero es con mucho el mas importante de los encuentros que ha tenido lugar, y llamará la atencion jeneral. Su efecto moral sobre los chilenos no puede dejar de ser mui decidido. Bastante valientes antes, este pueblo tendrá ahora enorme confianza, y sus tácticos tambien serán ahora mas agresivos en su carácter. Deberá observarse que este combate, que ha tenido tan desastroso desenlace, ha sucedido a consecuencia del sentimiento popular en el Perú. En Lima y en el Callao habia gran escitacion ahora un mes, y el gobierno se vió obligado a enviar su escuadra a atacar a la armada chilena.

Pero uno de los buques peruanos, una corbeta llamada Union, de unas mil quinientas toneladas de rejistro y que llevaba doce cañones de a 70, habia sido seriamente averiada en una lucha con la cañonera chilena Magallanes, buque construido por Green, de cerca de dos tercios del tamaño de la Unión y que solo tenia un cañon de a 70, fuera de otros de menor calibre. La Unión estaba apoyada por la Pilcomayo; pero según una relacion, ambas tuvieron que retroceder, aunque el comodoro peruano asegura que la Magallanes fue la que huyó y solo se escapó de ser capturada gracias a su superior andar. Sin embargo, es efectivo que la Unión sufrió considerables averias, y ésta fué una buena razon para que la escuadra peruana se quedara tranquila por cierto tiempo.

Por una razon u otra, el presidente peruano declaró que era imposible, en las actuales circunstancias atacar a la escuadra chilena. En cierta manera, podria parecer que tenia razon.

Para tranquilizar al pueblo hubo cierta apariencia de que algo se hacia, y con este objeto se hizo una eleccion aparentemente discreta, enviando uno o dos blindados a disponer de un par de infelices cañoneras, que podian considerarse fácil presa. Pero el espíritu del antiguo almirante Cochrane parece animar a la marina chilena y a pesar de tan abrumadores enemigos, parece que se ha llevado a cabo una heróica defensa, con derrota material para la bandera peruana. Si los chilenos consiguen destruir la armada enemiga, debemos esperar que se siga mui pronto un bombardeo del Callao.

Los futuros progresos de la guerra deben ser considerados con mucho interes, siendo particularmente valioso en el presente estado del problema no resuelto aun de los blindados cualquier rayo de luz relativo a la eficacia de los armamentos navales.

El resultado que ahora se nos presenta es en cierto modo confuso; pero una de sus consecuencias es que, a pesar de todos los esfuerzos mecánicos, el valor de los marinos tendrá siempre una gran influencia en un combate naval. Por cierto, hai las peripecias de la guerra, y éstas pueden revestir formas mui inesperadas. No es cuerdo jeneralizar por resultados aislados, pues es mui posible que lo que aprendemos un dia tengamos que olvidarlo al dia siguiente. La suerte de la Independencia es algo maravilloso; pero ella no era un modelo perfecto, acabado, del blindado moderno, y debe haber habido algo de mui defectuoso en el estado de la marina peruana, a juzgar por la repugnancia del gobierno de esa nacion a poner a prueba su heroismo y su valor.

A pesar de la estraña conclusion del combate naval de Iquique, estamos seguros de que los chilenos están siempre en situacion de apreciar el valor de un acorazado, y estarian mui contentos si pudieran trasformar algunos de sus indefensos barquichuelos en buques armados de blindaje. Es una accion heróica destruir un acorazado por medio de pequeños buques de madera; pero seria de desear, si posible fuera, no hacer una destruccion completa en ambos lados. Cuando dos escuadras enemigas se destruyen mútuamente, la guerra reviste el carácter de algo semejante al suicidio, y seria defícil decir cuál lado posee asi mejores recursos.

LA PRENSA INGLESA Y EL COMBATE DE IQUIQUE

Los detalles de la accion entre el blindado peruano y los buques de madera chilenos serán esperados con estremo interes por los hombres de marina. Hasta ahora, aunque se refieren otros detalles, el único hecho asegurado es que los tres buques se fueron a pique. La historia naval no recuerda un encuentro tan desesperado como éste. En los grandes combates navales se pierden algunos buques, pero en lo que podria llamarse duelos navales es raro a la verdad que cualquiera de los combatientes luche hasta sumerjirse, y jeneralmente la pelea termina arriando su bandera uno de los buques luchadores o retirándose ambos para reparar sus averias. Pero que los buques combatan hasta que todo haya desaparecido, es un hecho inaudito, sin ejemplo, y serviria para mostrar no solo la obstinacion con que los combatientes permanencen al pié de sus cañones sino tambien la espantosa propiedad destructora de la granada lanzada por los modernos cañones de grueso calibre.

Es probable, aunque nada se dice sobre el asunto, que el acorazado peruano fuera echado a pique por el choque de su contrario de madera, justamente como sucedió en la batalla de Lissa, donde el blindado italiano Ré d’Italia fue echado a pique por el buque de madera austriaco Kaiser, y la Vanguardia se sumerjió al simple choque del Duque de Hierro.

Es posible, pero mui improbable, que el blindaje del acorazado fuese perforado por las balas de los cañones grandes de los buques de madera, pero hasta hoy no hai ejemplo alguno de la destruccion de un blindado por un disparo; y aunque teóricamente las granadas pueden perforar corazas de cierto espesor, en la accion la oblicuidad con que hieran la gran mayoria de los tiros y la resistencia a la penetracion presentada por la elasticidad de las ligazones de un buque, hacen que este resultado sea mui distinto al que se obtiene en un ensayo cuando la bala da sobre un blanco no elástico en un ángulo recto matemático.

Del “Observer” de Londres, de junio 1º de 1879.

El encuentro naval entre las escuadras peruana y chilena en Iquique debe haber sido de un carácter notable. Según los datos publicados, el Perú estaba representado por dos acorazados, la Independencia y el Huáscar, mientras que las fuerzas chilenas consistian en dos pequeños buques de madera, la Covadonga y la Esmeralda.
El resultado fue favorable a los chilenos, quienes aunque perdieron uno de sus buques, consiguieron echar a pique a la Independencia y privaron asi al Perú de la mitad de la fuerza positiva de su armada.
Se esperan hasta ahora detalles del encuentro, que serán considerados con gran interes, pues no pueden dejar de proyectar alguna luz sobre el asunto de la guerra naval moderna. La insignificancia comparativa de los dos Estados mismos no quita de ninguna manera su importancia al suceso, como careceria de interes un combate trabado entre sus ejércitos.
No debemos anticipar, sin embargo, que los hechos, cuando sean conocidos, consigan trastornar las teorias modernas en la direccion exacta sujerida. Ninguno de los buques combatientes eran modelos de los mejores tipos en sus respectivas clases. El resultado de una informacion mas positiva sobre el encuentro y su desenlace será probablemente manifestar mas claramente que nunca que, ademas y a pesar del poder de construccion y de armamento, el arrojo, la habilidad y el valor de parte de un comandante, combinados con pericia en un buque, ejercen gran influencia y pueden asegurar la victoria siempre, fuera de casos escepcionales.

Del “Globe” de Londres, del 31 de mayo de 1879.

La relacion del combate de Iquique que publicamos anoche es de una naturaleza demasiado concisa para que sea posible formar un juicio acerca de los detalles del combate. Debemos suponer, sin embargo, que el encuentro fue de una clase terrible pues se dice que los tres buques se fueron a pique. De este hecho podria resultar que es posible que con el choque del ariete ambos buques pueden sufrir. El ariete de la Independencia tenia espresamente ese objeto, y aunque no fue el mismo el caso de la Covadonga y la Esmeralda, el combate de Lissa manifestó que buques ordinarios de guerra, de madera como éstos, pueden ser empleados mui eficazmente como arietes.
La Esmeralda, de 800 toneladas de rejistro, parece que fue una corbeta a vapor construida en Inglaterra por los señores Green, un cuarto de siglo atrás, mientras que la Covadonga, de 800 toneladas de carga, cayó en poder de los chilenos por una captura, habiendo sido tomada en 1865 cuando la república de Chile estaba en guerra con España.
Ambos barcos eran, pues, simples cruceros, mientras que la Independencia, buque mucho más grande, de 2400 toneladas de rejistro, fue espresamente construida como buque de guerra y blindada con 41/4 p u l g adas de fierro.
Los dos buques chilenos llevaban diez y seis cañones, dos de a 70 y catorce de a 40 libras; la Independencia estaba armada con doce cañones de a 70 y dos jiratorios de a 150. El armamento del buque peruano era, por con consiguiente, inconmenzurablemente mas poderoso que el de los dos buques chilenos reunidos y tenia tambien una inmensa superioridad en tamaño y en poder. Será, por consiguiente, de gran importancia para nuestras propias autoridades navales el saber con certidumbre cómo pudo suceder que la parte mas débil se manejara para hacer que el encuentro fuere un combate decisivo.
Si la lucha se peleó con igual habilidad y con igual coraje por ambos lados, la escuela de los esperimentos navales que siempre ha favorecido la construccion de muchos buques chicos en vez de unos pocos grandes, obtendrá un fuerte argumento en apoyo de su teoria. No podemos tampoco dejar de apreciar algunos importantes hechos relativos al poder de combate de los cañones Armstrong, con los que estaban armados por ambos lados, como tambien en lo referente al valor comparativo de los acorazados y los buques de madera.
Aunque ninguna de las partes puede jactarse de haber obtenido la victoria en esta ocasión, los chilenos tienen muchísima razon para estar contentos con el resultado, pues ha desaparecido para siempre el mas formidable buque de guerra perteneciente al Perú, a costa únicamente de dos pequeños y viejos cruceros.

Del “Morning Post”, del 30 de mayo de 1879.

Según el telegrama recibido en el Lloyd sobre un encuentro entre dos buques chilenos de madera y la fragata acorazada peruana Independencia, tenemos el asombroso y no poco instructivo hecho de que, en un encuentro entre una fragata acorazada de primer órden y dos buques de madera, la primera no solo no ganó una fácil victoria sobre sus adversarios, sino que tuvo que correr la misma suerte que ellos, sumerjiéndose todos conjuntamente. Nada quedó de los tres buques; pero permítasenos abrigar la esperanza de que una porcion no poco considerable de las tripulaciones haya sido salvada.
Todo lo que tienda a proyectar luz sobre el valor o los servicios que pueden prestar los blindados, tiene necesariamente un grande interes para este pais. Nuestro gran poder está en nuestra marina, y siguiendo la moda de la época, hemos cambiado nuestros buques de madera por monstruos cubiertos de coraza. Pero hasta el presente no se ha presentado ninguna oportunidad para que manifiesten su importancia. Sabemos que pueden echarse a pique mútuamente con maravillosa facilidad, como ocurrió en los accidentes de la Vanguardia y del GrosserKurfilrst, pero hasta ahora no tenemos datos para determinar si en combate su superioridad sobre buques de madera es tan notable como teóricamente se ha sostenido que debe ser.
A juzgar por lo que hasta ahora ha pasado, el ensayo de los blindados no ha sido mui animador. En el combate de Lissa, en la guerra austro italiana, el Ré d’Italia, poderoso blindado de espolon, recibió un choque del Tegethoff, buque austriaco de madera, y el blindado se tumbó y se fué a pique, mientras que el buque de madera salió comparativamente ileso. Los injenieros navales, sin embargo, esplicaron esta desagradable ocurrencia de una manera indudablemente satisfactoria para ellos, y la creencia establecida en el dia es que en un encuentro un blindado puede fácilmente echar a pique una escuadra entera de buques de madera . Y sobre esta creencia fundamos nuestra supremacía naval, y por consiguiente cualquier suceso que tienda a conmover los cimientos sobre que descansa, escita nuestra alarma.

De la “Pall Mall Gazette”, del 30 de mayo de 1879.

Discutiendo el Times el encuentro naval de Iquique, en que los tres buques combatientes, dos chilenos y uno peruano, se sumerjieron, hace notar que si, como se refiere, han podido los dos buques de madera chilenos dar buena cuenta del blindado Independencia, el buque mas poderoso de la escuadra peruana, todos los poderes marítimos tendrán una importante leccion que aprender de este nuevo esperimento en táctica y guerra navales.
Nuestra esperiencia en la paz, como en los casos de la Vanguardia y del Grosser Kurfurst, ha manifestado abundantemente que los grandes acorazados que constituyen la fuerza de las escuadras modernas son pesados para moverse, y que, a menos que sean menejados con sumo cuidado, son un embarozo para sus compañeros en una escuadra.
La esperiencia en la guerra, como en Lissa hace trece años y en Iquique hoy, parece manifestar que los blindados no son en la práctica tan formidables para los buques de madera como deberian serlo según la teoria. La contienda es a veces como la de los gatos de Kilkenny, en que mui pocos de los combatientes sobreviven, y otras veces como la de un perro con un pescado, como en el caso del Shah con el Huáscar, en que ninguno parece capaz de hacer mucho daño al contrario.
Informes ulteriores sobre lo que acaba de suceder en Iquique proporcionarán indudablemente frescas e instructivas lecciones.
Al presente la única consecuencia que es permitido deducir de todas las recientes esperiencias, es que la guerra naval, a despecho de los torpedos, de los blindados y de los cañones mónstruos, depende siempre y en mucha parte de la pericia, vijilancia, empresa y valor, en el que los hombres mejores tendrán siempre esperanza de triunfar.

Del “Globe”, del 31 de mayo 1879.

Parece, según las últimas noticias, que la goleta chilena Covadonga no fue destruida en la reciente accion de Iquique. El telegrama correjido es el siguiente: “En ausencia de los blindados chilenos, un encuentro ha tenido lugar en Iquique. Esmeralda e Independencia totalmente destruidas”.
Un telegrama recibido por el ministro chileno en Lóndres dice: “Un combate ha tenido lugar en Iquique entre los blindados peruanos Huáscar e Independencia por un lado y los buques chilenos Esmeralda y Covadonga por el otro. La Covadonga echó a pique a la Independencia, y la Esmeralda, no pudiendo continuar el combate, fue destruida por su comandante Thomson, quien hizo estallar la santabárbara”.