"Agustín Arturo Prat Chacón: El Personaje del Bicentenario de Chile", Revista "Mar" N.196, 2010


Agustín Arturo Prat Chacón: El Personaje del Bicentenario de Chile

www.ligamar.cl, Revista "Mar" N°196, 2010

Sebastiano Milesi Sebástian, Ingeniero Comercial Consultor Mercado Público, colaborador Revista de Marina, socio Liga Marítima de Chile

Introducción

En el mes de octubre del año 2002 se puso en escena una pieza dramática con el apellido del ilustre marino nacional, creada por estudiantes de teatro de una universidad estatal y financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes - FONDART de esa época, obrita sin ningún valor histórico que tergiversó y lesionó el entorno del combate naval de Iquique y el de sus personajes, con una pobreza intelectual grotesca, falaz, irrespetuosa y de muy mal gusto. Naturalmente, pasó al olvido.

Entre los años 2008 y 2009, Chile fue testigo y partícipe de la elección del personaje del Bicentenario y que recayó en un político del siglo XX, que aún se mantiene como símbolo para ciertos sectores de la sociedad chilena, de división de pensamientos y de acciones colectivas entre los ciudadanos, quedando Arturo Prat relegado a un segundo lugar. Bastante se ha discutido la forma y la validez de este resultado, que no es tema de este artículo.

Esta contribución, que se publica en la revista “Mar”, en el año del Bicentenario de la República de Chile, pretende mantener el pedestal elevado del Comandante Prat, como un ejemplo de compromiso con los altos valores de la Patria - que no son etéreos - que se sustentan en la integridad del territorio, en la defensa de la vida de sus habitantes y en el respeto al orden constitucional y las leyes que ordenan la vida en sociedad, atributos que el Comandante Prat tenía muy claros y que no hubo en él dilaciones en el momento de ir al sacrificio por defenderlos.

Arturo, niño y adolescente

Nuestro personaje nació el 3 de abril de 1848 en la hacienda de San Agustín de Puñual, propiedad de su abuela doña Concepción Barros Chacón. Sus padres fueron, don Agustín y doña María Luz Rosario. Fue el cuarto hijo de la familia Prat Chacón, los tres anteriores habían fallecido. Al cumplir un año fue bautizado de acuerdo a las costumbres católicas, en el curato de Ninhue, en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario con los nombres Agustín Arturo. Su salud inicial fue débil que logró sobreponer gracias a los cuidados de doña Rosario, su madre y de doña Silesia Vincent Priessn, quien le practicó un método de sudores hidropáticos para su curación.

A los quince meses de su nacimiento, la familia Prat Chacón tuvo que trasladarse a Santiago y se domicilió en una chacra de propiedad de don Pedro Chacón Morán (abuelo de Arturo) que, posteriormente, durante el gobierno de don Manuel Montt, se vendió para instalar allí a las Hermanas de la Providencia con el orfanato más grande de la capital de la época (año 1854).

Allí, el infante Arturo jugueteaba con otros niños de su edad, trepaba árboles y solía ir a tomar baño en las aguas del entonces limpio río Mapocho. Es en esta época donde sufre un accidente al ser arrollado por un coche tirado con caballos, sin mayores consecuencias para su salud posterior.

Después de la venta de la chacra, la familia Chacón tuvo que cambiar su residencia a la calle Nueva San Diego (que hoy lleva el nombre de Arturo Prat), a tres cuadras de la Alameda de las Delicias, donde el pequeño Arturo creció como cualquier niño bajo las atentas instrucciones de su madre. A los ocho años ingresó a la escuela La Campana, dirigida por don José Bernardo Suárez, donde se educó en un ambiente de responsabilidad, sacrificio y austeridad que plasmó su personalidad. Según sus profesores, su aplicación fue excelente con un gran poder de concentración, aunque mostró dificultades en el aprendizaje de aritmética que, más tarde, logró superar.

Después de Arturo, nacieron en la familia cuatro hermanos más. Uno de ellos, Ricardo, ingresó muy joven como funcionario civil a la Armada y sirvió por muchos años en la Gobernación Marítima de Valparaíso. Además fue alumno fundador del Seminario San Rafael de Valparaíso.

Debido a problemas económicos de la familia, el púber Arturo se radicó en Valparaíso para vivir bajo la tutela de su tío Jacinto Chacón, abogado, intelectual y escritor, casado con doña Rosario Castañeda, madre de Luis Uribe hijo de su anterior matrimonio del que había enviudado.

Bajo la influencia de don Jacinto, Arturo, y su primo político Luis, ingresaron a la recién recreada Escuela Naval, el 12 de Agosto de 1858. Prat tenía diez años y Uribe doce. El régimen de internado de la Escuela transformó a Arturo: lo hizo resuelto, decidido y capaz de valerse por sí mismo. Era Director de la Escuela Naval, el francés don Juan Julio Feillet, secundado por otro francés, don Anatolio Desmadryl. A esa generación de veintiséis jóvenes cadetes se le conoce como el “Curso de los Héroes”.

A pesar de mostrar dificultades en el aprendizaje de las matemáticas, el cadete Prat logra una medalla de plata al concluir su primer año de estudios. Su primer viaje de instrucción, lo realizó en 1859 en el vapor “Independencia” donde practicó maniobras de vela y aparejo, artillería y marinería. En el verano de 1860, abordó por primera vez la corbeta “Esmeralda” y en 1861, egresó con la primera antigüedad, obteniendo el grado de Guardiamarina Sin Examen.

Prat, oficial de la Marina de Chile

Prat acuñó una frase que solía repetir con frecuencia “Dios nos guía y lo que sucede es siempre lo mejor que puede suceder”.

En Octubre de 1861, se encontraba fondeada en la bahía de Valparaíso la “Infernal”, nave francesa que transportaba explosivos y municiones, cuando se le desató un incendio. La tripulación de la corbeta Esmeralda acudió a colaborar en el amague del siniestro y uno de los botes de auxilio fue conducido por el Guardiamarina Prat.

En 1863, la corbeta “Esmeralda” se averió considerablemente al chocar con unas rocas en Totoralillo y se decidió enviarla a reparación a los astilleros del río Sacramento en San Francisco de California; sin embargo, por la difícil situación que se gestaba con el gobierno de España, la reparación se hizo en el varadero de Huito, al Oriente de la isla grande de Chiloé. A bordo se encontraba embarcado el joven oficial Prat.

En Julio de 1864, Prat rindió examen de teoría y práctica para ascender al grado de Guardiamarina Examinado.

En 1865, durante la guerra de Chile contra España, participó en el combate de Papudo, en el que la “Esmeralda”, al mando de Williams Rebolledo, capturó la goleta-cañonera española “Virgen de la Covadonga”. Participaron en esta acción, además de Williams y Prat, Thomson, Condell, Latorre, Jorge Montt y el ingeniero Hyatt. Prat, en reconocimiento a su valeroso comportamiento en combate, fue ascendido al grado de Teniente Segundo y también participó, a bordo de la “Covadonga”, en el cañoneo de Abtao contra la flota española.

Posteriormente, Prat realizó varios viajes marítimos: al archipiélago Juan Fernández y a la isla de Pascua, a bordo de la corbeta “Esmeralda”, al mando de Policarpo Toro y a las costas australes de Magallanes.

En 1868, viajó al Perú para llevar auxilios a los afectados por el terremoto en ese país y, sirviendo a las órdenes de don Manuel Blanco Encalada, formó parte de la tripulación que tuvo que repatriar los restos de don Bernardo O`Higgins.

Ascendido al grado de Teniente Primero, fue nombrado instructor de la Escuela Naval a bordo de la corbeta “Esmeralda” y le correspondió ser profesor de ordenanza naval, táctica naval, cosmografía y de derecho (entre otras asignaturas), subdirector y director interino. En esa época tradujo textos de enseñanza naval del francés al español. Estuvo estacionado en la corbeta entre los años 1871 y 1874 en el puerto de Mejillones. En 1873 fue ascendido al grado de Capitán de Corbeta Graduado y, en 1874, al grado a Capitán de Corbeta Efectivo.

El 24 de Mayo de 1875 se desató un violento temporal en Valparaíso. El comandante de la “Esmeralda”, don Luis Alfredo Lynch estaba con licencia y Prat también lo estaba por hallarse enfermo, entonces la corbeta se encontraba al mando del Teniente don Constantino Bannen. El “Valdivia” rompió sus amarras y se precipitó contra la “Esmeralda” que, a su vez, impactó al “Maipo”. Irremediablemente la corbeta de la Armada se perdía si no hubiesen llegado Lynch y Prat a maniobrar su rescate y salvamento, varándola de proa contra la playa y asegurándola mediante cordajes.

Arturo Prat ascendió a Capitán de Fragata el 25 de Septiembre de 1877.

En 1878 fue enviado en una misión confidencial a Buenos Aires y Montevideo, encomendada por el gobierno del presidente don Federico Errázuriz Zañartu, en los momentos en que Chile tenía problemas fronterizos con Argentina, debido a la ausencia de hitos limítrofes en Tierra del Fuego. Se domicilió en la capital uruguaya, camuflado como periodista o doctor (derivado por su condición de abogado) y, con regularidad, despachó a Valparaíso informes referidos a la flota argentina. Al finalizar su tarea - en parte porque lo detectaron y también por el plan de La Moneda, en orden a apropiarse de covaderas y salitreras de Bolivia - regresó a Chile y con singular probidad, extendió un informe por escrito de sus gastos y reintegró dineros no ocupados.

Regresó a Valparaíso en Febrero de 1879 y, a su llegada, se encontró con dos noticias: la inminente guerra con Bolivia y que la flota naval de la Marina de Chile había zarpado hacia el puerto de Antofagasta.

Prat fue nombrado asesor naval del Ministro de Guerra don Rafael Sotomayor. Ambos se embarcaron rumbo al Norte, el 2 de Abril de 1879, en el blindado “Blanco Encalada”. Fue Prat quien comunicó a las autoridades peruanas la declaración de guerra y el hecho de que se bloquearía el puerto de Iquique. El Ministro Sotomayor lo envió a Santiago para organizar el aprovisionamiento de la escuadra y la compra del vapor “Amazonas”. Finalizada esta misión, regresó a Valparaíso a tomar el mando de la “Covadonga” y el 3 de Mayo, junto a la corbeta “Abtao”, al mando de Carlos Condell, regresó nuevamente a Iquique para reintegrarse a la escuadra y el Almirante Williams Rebolledo le encomendó la misión de bloquear el puerto de Iquique, relevando a Manuel Thomson del mando de la “Esmeralda” y nombrando a Prat en su reemplazo. Existe un detalle que cabe destacar y es que el personal de maniobras y de navegación de la Mancarrona (apodo cariñoso que tenía la corbeta “Esmeralda”), estaba también compuesto por hombres de otras nacionalidades eran: el italiano Rosso Bartolomeo, el alemán Alejandro Orvath, el belga John Lassen, el norteamericano Charles Moore, el inglés George Jouguod y el maltés Esteban Despots. Sobresalían también, en la tripulación algunos griegos: el contramaestre Constantino Micalvi, el condestable Vicente Equabil, el timonel Eduardo Cornelius, el capitán de altos Pulo y el fogonero Pedro Estamatópolis.

El 21 de Mayo de 1879, Prat se cubrió de gloria durante el célebre Combate Naval de Iquique, como comandante de la corbeta “Esmeralda”.

Prat, abogado y profesor

El año 1871, Prat terminó los cursos de Humanidades en el Liceo de Valparaíso y en el Instituto Nacional, obteniendo el grado de Bachiller en Filosofía y Humanidades, requisito para estudiar Derecho en la Universidad de Chile. En 1875 inició la práctica de abogacía en un estudio jurídico de Valparaíso, requisito exigido para licenciarse en ciencias jurídicas y aprobar la memoria de título. El tema de su trabajo de memoria fue: “Observaciones a la lei electoral vigente” obra que contiene juicios de prácticas espúreas de los legisladores de la época, en orden a aceptar cargos dispensados por el Poder Ejecutivo. Propone incompatibilidades parlamentarias que garanticen la autonomía tanto del Poder Legislativo como el del Poder Ejecutivo. Después de rendir examen de título, ante el presidente de la Corte Suprema de Justicia don Manuel Montt Torres y, que versó sobre el Derecho Internacional y Presas Marítimas, se tituló de abogado el 31 de julio de 1876.

Con anterioridad a su examen final, ya Prat había desempeñado las labores de abogado al defender al Ingeniero Ricardo Owen, acusado de desobediencia y después, a su primo y compañero de armas Luis Uribe Orrego, acusado del delito de desobediencia y desacato a sus superiores. En la primera ocasión tuvo éxito, pero defendiendo a Uribe no tanto, pues éste fue condenado por seis votos en contra, a seis meses de presidio. Una amnistía salvó a Uribe y a su carrera naval.

Prat ejerció poco tiempo su profesión de abogado. La dedicó principalmente, a resolver problemas legales familiares y navales. Presentó ciento cincuenta y dos modificaciones a la Ley de Navegación; regularizó el tema de los ascensos en la Armada para evitar la influencia de los cuoteos políticos y las relaciones sociales, argumentos distintos a la antigüedad y a los méritos de carrera naval y participó en la preparación de un proyecto preliminar de Código Marítimo.

Las inquietudes cívicas de Prat se manifestaron apoyando la postulación a la Presidencia de la República del ex intendente-alcalde de Santiago, don Benjamín Vicuña Mackenna, oponiéndose a la oficialista candidatura de don Aníbal Pinto Garmendia.

Prat apoyó las doctrinas proteccionistas del estadounidense don Enrique Carlos Carey y estudió el “Tratado de Ciencia Social” que antecedió al alemán Federico Lizt, autor del “Tratado Nacional de Economía Política” que dio fundamento al nacionalismo económico.

Prat aspiró a ser Auditor de Marina pero, al no alcanzar suficiente experiencia, tan sólo logró la envestidura de “Ayudante” en la Comandancia General de Marina.

La sensibilidad social y la preparación académica de Prat, lo empujaron a oficiar de docente de artesanos y operarios en forma gratuita en la Escuela "Benjamín Franklin" de Valparaíso, fundada por el arquitecto don Fermín Vivaceta Rupio y sostenida por la entonces masonería porteña. Allí enseñó, a nivel básico, ética, cosmografía y botánica.

Prat, marido y padre

Cuando Prat se enteró de que sería ascendido a Capitán de Corbeta, decidió casarse con la señorita Carmela Carvajal Briones, con quién se conocía desde la época de cadete naval y ella, estudiante de un colegio de monjas.

Prat contaba con 25 años de edad y doña Carmela con 19 años, cuando se casaron, el día 5 de Mayo de 1873, en la iglesia del Espíritu Santo ubicada frente a la plaza de la Victoria (donde actualmente se alza una multitienda) en la ciudad de Valparaíso. El matrimonio fue consagrado por el sacerdote Francisco Salas Portales: fueron padrinos de la boda, doña Rosario Chacón de Prat (madre del novio) y don José Jesús Carvajal (hermano y tutor de la novia); los testigos fueron don Jorge Montt, don Eulogio Varas y don Bernardo Chacón. La luna de miel la vivieron en Quillota y en las termas de Cauquenes.

Doña Carmela ejecutaba piezas musicales en piano y le enseñó este arte a su joven marido quien, posteriormente, interpretaría canciones populares extranjeras y polkas en sus estadías embarcado en Mejillones y en otros puertos del Norte.

A pesar que el matrimonio duró tan sólo seis años y, la mayor parte de éstos, lejanos el uno del otro, hubo entre la pareja una fecunda comunicación epistolar. Una de las cartas de Prat alude a su calvicie en estos términos: “… Bien mío: no vayas a encontrarme mui pelado porque, a decir verdad, tu remedio poco o nada me ha hecho i yo creo notar que la calvicie marcha a pasos agigantados…”

Al matrimonio le nacieron tres hijos: Carmela, Blanca Estela y Arturo; sobrevivieron los dos últimos.

Prat, el héroe

Mucho se ha escrito sobre la gesta de Iquique, de la inmolación de Prat y de los acontecimientos sucedidos ese día 21 de Mayo de 1879 en el litoral peruano de aquellos años.

El heroísmo de Prat se fue plasmando lentamente en lo profundo de su persona, en el cumplimiento del deber, en las fatigosas singladuras de la segunda mitad del siglo XIX y en el ser marino cada día. Ilustre por sus virtudes y hazañas, digno de ser conocido por todo chileno.

El Comandante Prat fue un oficial de la Armada que actuó por convicción y consecuencia con la virtud de la prudencia en todas sus actuaciones y decisiones. Demostró amor por la justicia, practicando la sobriedad, la austeridad, la sencillez y la templanza.

Prat murió por Chile y fue su inmolación lo que lo convirtió en un héroe. Nos legó, aparte de su vida ejemplar, un rasgo de identidad que en el presente – desgraciadamente - se ha ido desvaneciendo del alma nacional.